Se conoce con este nombre a la filosofía que imperó en las grandes universidades fundadas por la Iglesia en los siglos XII y XIII (París, Nápoles, Bolonia, Oxford, Cambridge y Salamanca entre otras); siglo por excelencia de la cultura y la filosofía cristiana, en donde se construyeron las grandes catedrales góticas. Es un siglo de personalidades pujantes y definidas. El apogeo cultural se dio por tres hechos significativos:
*La fundación de las grandes universidades.
*El surgimiento de las ordenes religiosas mendicantes (Dominicos y Franciscanos) que impulsaron los estudios filosóficos y teológicos.
*El descubrimiento de las obras aristotélicas por la intercesión de los Arabes.
Los principales representantes de este período son: San Anselmo de Cantorbery, Pedro Abelardo, Pedro Lombardo, Juan de Salísbury, San Buenaventura, San Alberto Magno y Santo Tomas de Aquino. La filosofía que se cultivo durante ésta etapa tiene las siguientes características:
*Tiene como base la filosofía griega, en especial la Platón y la de Aristóteles, como también la de los padres de la Iglesia en especial San Agustín y Boecio.
*Su fin primordial es el de conciliar la fe y la razón, la doctrina revelada con la filosofía griega.
*Enmarcada por un sabio eclepticismo, que supo escoger lo mejor de Platón, Aristóteles, los estoicos, Plotino y San Agustín.
El problema fundamental planteado durante esta época, es el de los UNIVERSALES, analizando el valor objetivo de las ideas; del estudio de éste problema surgen cuatro escuelas:
Ø EL REALISMO EXAGERADO: Doctrina opuesta al nominalismo, según la cual los conceptos universales tienen una existencia real e independiente anterior a, y aparte de, los objetos particulares. Su principal representante Guillermo de Champeaux, sostiene que los géneros y las especies existen independientemente de los individuos como realidades objetivas (Platón), fuera de la mente humana.
Ø EL NOMINALISMO: En la filosofía escolástica medieval, doctrina según la cual las abstracciones, conocidas como universales, carecen de una realidad esencial o sustantiva, pues tan sólo los objetos individuales tienen una existencia real. Estos universales (como animal, nación, belleza y círculo) eran considerados sólo nombres, de ahí el término nominalismo. Por ejemplo, el nombre círculo se aplica a cosas que son redondas y por lo tanto es una denominación general, pero no existe ninguna identidad concreta con una esencia separada de redondez que corresponda a ese nombre. Su Principal representante es Roscelino, y según él, los universales son meras emisiones vocales “Flatus Vocis” (voces vacías), sin contenido conceptual.
Ø El CONCEPTUALISMO: Teoría intermedia entre el nominalismo y el realismo, según la cual los universales, aunque no tienen una existencia real o en sustancia, sí existen como ideas o conceptos en la mente y son, por lo tanto, algo más que meros nombres. Su principal representante es Abelardo; para quien, nada hay real fuera del individuo, los universales son simples conceptos, fruto del entendimiento que se desprenden de la realidad objetiva.
Ø REALISMO MODERADO: Teoría alternativa, que sitúa los universales en la mente pero admite también un sustrato real en los objetos particulares. Los géneros y las especies en cuanto ideas sólo tienen existencia en la mente y se forman sobre la misma realidad concreta mediante la abstracción de las propiedades individuales, v. g. Hombre, Bondad, Justicia, Belleza...
El problema entre nominalismo y realismo no era sólo filosófico sino también teológico, ya que Roscelino mantenía que la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), concebida en la teología tradicional de la Iglesia como constitutiva de una unidad de naturaleza divina, no puede ser entendida (de acuerdo con el método individualizador del nominalismo) sino como tres dioses distintos y separados, doctrina conocida como triteísmo. Por lo tanto la Iglesia se opuso tenazmente al nominalismo. Las implicaciones para la ética tuvieron también un gran alcance. Si no hay una naturaleza común para todos los individuos, entonces no hay ley natural que gobierna a todo el mundo; los actos son buenos o malos en el orden moral sólo porque están dispuestos o prohibidos por Dios. La defensa del nominalismo asumida por el filósofo escolástico inglés del siglo XIV Guillermo de Ockham allanó el camino de algunas teorías nominalistas modernas como el instrumentalismo, el pragmatismo, la semántica y el positivismo lógico.
Pedro Abelardo: (1079-1142), filósofo y teólogo francés, cuya fama como profesor le convirtió en una de las figuras más célebres del siglo XII. Nació en Le Pallet (Bretaña) estudió en Loches con el filósofo nominalista francés Roscelino y más tarde en París con el filósofo realista francés Guillermo de Champeaux. Crítico de sus maestros, Abelardo comenzó a enseñar en Melun, en Corbeil y en 1108, en París. Pronto adquirió fama por toda Europa como profesor y pensador original. En 1117 se convirtió en tutor de Eloísa, sobrina de Fulbert, canónigo de la catedral de Notre Dame en París. Eloísa y Abelardo se enamoraron, y ella dio a luz un hijo a quien llamaron Astrolabio. Ante la insistencia de Abelardo se casaron en secreto y convenció a Eloísa para tomar los votos sagrados en la abadía benedictina de Saint-Argenteuil. Su tío Fulbert, al principio enfurecido por la relación entre los dos y después algo aplacado por su matrimonio, decidió, no obstante, que Abelardo tenía que abandonar a Eloísa en la abadía y castrarse. La pareja se separó entonces: Eloísa entró en una orden de religiosas, mientras Abelardo se recogió en la abadía de Saint-Denis-en-France, en París.
La primera obra publicada de Abelardo, un tratado sobre la Trinidad (1121), fue condenada y quemada por un concilio católico que se reunió en Soissons en ese mismo año. Obligado a dejar Saint-Denis-en-France, Abelardo fundó una capilla y un oratorio, llamado la Paraclete, en Nogent-sur-Seine. En 1125 fue elegido abad del monasterio de Saint-Gildas-de-Rhuis, donde escribió su autobiográfica Historia Calamitatum (Historia de mis desventuras, 1132). En esa época comenzó la famosa relación epistolar con Eloísa, cartas que han llegado a ser clásicos de la correspondencia romántica. En 1140 san Bernardo de Claraval, eminente religioso francés quien consideraba que los métodos dialécticos de Abelardo eran peligrosos y poco respetuosos con los dogmas de la fe, convenció al concilio católico reunido en Sens, y al papa Inocencio II, de condenarlo por sus escritos y enseñanzas racionalistas y escépticas. En su camino a Roma para apelar contra la condena, aceptó la hospitalidad de Pedro el Venerable, abad de Cluny, y permaneció allí durante meses. Abelardo murió en un priorato cluniaciense cerca de Chalon-sur-Saône. Su cuerpo fue llevado a la Paraclete; cuando Eloísa murió en 1164 fue enterrada junto a él. En 1817 ambos cuerpos fueron trasladados a una tumba común en el cementerio de Père Lachaise, en París.
Fue uno de los pensadores más destacados de la edad media. En el énfasis que puso en la discusión dialéctica, Abelardo seguía al filósofo y teólogo del siglo IX Juan Escoto Eriúgena , y precedía al filósofo escolástico italiano santo Tomás de Aquino. La principal tesis dialéctica de Abelardo es que la verdad debe alcanzarse sopesando con rigor todos los aspectos de una cuestión y se presentó en Sic et Non (Así y de otra forma, c. 1123). También se anticipó a la posterior dependencia teológica de la obra de Aristóteles, más que de la de Platón. Abelardo reaccionó con fuerza contra las teorías del realismo extremo, negando que los conceptos universales tengan existencia independiente fuera de la mente. Según Abelardo, 'universal' es una palabra funcional que expresa la imagen combinada de esas asociaciones comunes de palabras dentro de la mente. Esta posición no es nominalista, porque Abelardo subraya que las asociaciones de las cuales está formada la imagen y a las que se da un nombre universal tienen una cierta semejanza o naturaleza común. Su teoría es un paso definitivo hacia el realismo moderado de Aquino, pero carece de una explicación del proceso por el que se forman las ideas. En la evolución de la ética, la mayor contribución de Abelardo fue sostener que un acto debe ser juzgado por la intención que guía a quien lo realiza.
Pedro Lombardo: (1100-1160), teólogo italiano y obispo de París, autor de Cuatro libros de sentencias que se convirtió en el texto teológico modelo durante la edad media. Nació en Novara (Lombardía) y estudió en Bolonia, Reims y París, donde fue discípulo del filósofo francés Pedro Abelardo. Enseñó teología en la escuela de Notre Dame (París) de 1136 a 1150. En 1159 se convirtió en obispo de esta misma ciudad, pero murió al año siguiente. Por su obra principal, Cuatro libros de sentencias, fue nombrado Magister Sententiarum (Maestro de sentencias). Se trata de una compilación sistemática de las enseñanzas de los Padres de la Iglesia y de las opiniones de los primeros teólogos, y es importante por su explicación de la teología de los sacramentos. Mientras escritores anteriores enumeraron hasta treinta, Lombardo fue uno de los primeros en insistir que los sacramentos eran siete, para distinguirlos de los remedios sacramentales. Sentencias, nombre abreviado por el que es conocida su obra, continuó siendo el principal libro de texto sobre teología en las universidades europeas hasta el siglo XVI.
San Buenaventura: (1217-1274), teólogo cristiano y vicario general de los franciscanos, célebre por sus escritos espirituales, se le conoció como el Doctor Seráfico. Nació en Bagnoregio (cerca de Viterbo, Italia). Ingresó en la orden franciscana en 1243, y adoptó el nombre de Buenaventura y profundizó en sus estudios hasta convertirse en maestro (profesor) de teología en 1254. Durante este periodo preparó un comentario sobre las Escrituras, el Breviloquium y al igual que su coetáneo Tomás de Aquino, trabajó para integrar la visión aristotélica en la tradición de san Agustín. Buenaventura aceptó gran parte de la filosofía científica de Aristóteles, pero rechazó cuanto conocía de su metafísica por insuficiente, ya que, según Buenaventura, al filósofo no le guiaba la luz de la fe cristiana. La doctrina de la iluminación de la mente humana (el alma) por el divino (una forma de identificar la verdad o falsedad del juicio) la tomó de las doctrinas de san Agustín. Su Itinerario de la mente hacia Dios (1259) y sus breves tratados místicos reflejan su preocupación por la forma en que el alma reconoce y se une a Dios.
La Filosofía Árabe: Después de la expansión del Islamismo por el mundo occidental y parte del oriental, la filosofía árabe tiene un notable florecimiento llegándose a mezclar con la filosofía cristiana. Su preocupación fundamental es el mismo de la escolástica cristiana: “Conciliar la filosofía con la doctrina del Corán”, igualmente el autor de preferencia va a ser Aristóteles. Son precisamente los árabes los primeros en encontrar y comentar a Aristóteles, y son ellos los que dan a conocer el pensamiento aristotélico en el mundo occidental del Medioevo. De filósofos árabes destacamos: Alkindi, Alfarabi, Avicena, Averroes y un judío Moisés Maimónides.
Avicena: (980-1037), conocido en el mundo musulmán como Ibn Sina, filósofo y médico islámico persa, nacido cerca de Bujara (hoy Uzbekistán). Hijo de un funcionario del gobierno, estudió medicina y filosofía en Bujara. Con 18 años fue nombrado médico de la corte del soberano samaní de Bujara. Considerado por los musulmanes como uno de los mayores filósofos islámicos, Avicena es una figura importante en el campo de la medicina y de la filosofía. Su obra El canon de la medicina fue durante mucho tiempo un libro de texto preeminente en Oriente Próximo y Europa. Su obra más conocida es Kitab ash-Shifa (El libro de la curación), un compendio de tratados sobre lógica, metafísica, antropología aristotélica, ciencias naturales y otros temas. La filosofía de Avicena era una combinación de la filosofía de Aristóteles y del neoplatonismo. Al igual que la mayoría de los filósofos medievales, negaba la inmortalidad del alma individual, del interés de Dios por los particulares y de la creación del mundo en el tiempo, todos ellos temas centrales de la corriente principal de la doctrina islámica. Avicena se convirtió en el principal blanco de los ataques de los teólogos suníes, como Algazel. No obstante, la filosofía de Avicena fue muy influyente a lo largo de la edad media.
Alfarabí: (873-950), filósofo musulmán, el primero del mundo islámico que propuso la primacía de la verdad filosófica sobre la revelada, afirmando, contra la creencia de otras religiones, que las verdades filosóficas son universales y no relativas a los espacios geográficos. Nació en Farab (Transoxiana, en el actual Uzbekistán), de familia turca. Fue uno de los primeros pensadores que transmitió al mundo islámico las doctrinas de Platón y Aristóteles, a los que consideraba idénticos en esencia. Influyó de una forma muy intensa en otros pensadores posteriores, como Avicena y Averroes.
Deslumbrado por el neoplatonismo de Plotino, Alfarabí proponía un Ser Supremo, creador del mundo mediante el ejercicio de la inteligencia racional. Creía que esta misma facultad racional era la única parte inmortal del ser humano y, así, propugnaba como auténtica finalidad humana el desarrollo de esta capacidad. Más que ningún otro pensador musulmán, prestó una gran atención a las teorías políticas, adaptando el sistema de Platón (que este autor propuso en La República y en Leyes) a la situación política del mundo musulmán de su tiempo, descrita en La ciudad perfecta. Alfarabí formuló como ideal una religión universal de la que todas las otras religiones existentes serían meras expresiones simbólicas. De sus más de 100 obras, la mayor parte se han perdido, incluyendo sus comentarios a Aristóteles. Otras sólo se han conservado en su traducción medieval en latín. Además de sus escritos filosóficos, redactó un catálogo de las ciencias que constituye el primer intento de sistematizar el conocimiento humano por parte de un autor musulmán.
FILOSOFIA ARISTOTELICO-TOMISTA: Es una filosofía rica en expresión, en donde se conjuga la filosofía y la teología, siendo la primera reducida a sierva de la segunda. Mediante esta filosofía se rescata el pensamiento aristotélico como la fuente válida para demostrar los misterios y dogmas de la fe cristiana. Es una filosofía enmarcada por la metafísica y promovida por San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino.
SANTO TOMÁS DE AQUINO: considerado el más grande filósofo de la edad media, canonizado el 18 de julio de 1323, mediante bula papal de Juan XXIII, y proclamado doctor de la Iglesia por Pío V, el 11 de abril de 1567. Normalmente se le denomina el doctor angélico. De origen Lombardo, en el año de 1225 nace en el seno de una noble familia, en el castillo de Roccasecca, ubicado en las cercanías de Aquino al norte de Nápoles. Sus primeros estudios los realiza en la abadía de Monte Casino, posteriormente pasa a la Universidad de Nápoles, ingresando a la orden de los dominicos en el año de 1243, llegando a ser el discípulo más aventajado de San Alberto Magno.
Escritos: Su primera obra importante fue Scripta super libros Sententiarum (1256), que consiste en comentarios sobre una obra influyente relacionada con los sacramentos de la Iglesia, conocida como el Sententiarum libri quatuor, del teólogo italiano Pedro Lombardo. En 1256 a se le concedió un doctorado en teología y fue nombrado profesor de filosofía en la Universidad de París. El papa Alejandro IV, que ocupó la silla pontificia desde 1254 hasta 1261, le llamó a Roma en 1259, donde sirvió como consejero y profesor en la curia papal. Regresó a París en 1268, y en seguida llegó a implicarse en una controversia con el filósofo francés Siger de Brabant y otros seguidores del filósofo islámico Averroes. Entre sus obras podemos citar además: Del Ser y la Esencia (Est et Essentia), De la Memoria y la Reminiscencia, La Summa contra los Gentiles, Cuestiones Disputadas y La Summa Teológica, obra que refleja todo su y consta de tres partes a saber:
1. Dios y las criaturas.
2. Principios generales de las ciencias y la moral. Virtudes y Vicios.
3. Redención y Sacramentos
*La fundación de las grandes universidades.
*El surgimiento de las ordenes religiosas mendicantes (Dominicos y Franciscanos) que impulsaron los estudios filosóficos y teológicos.
*El descubrimiento de las obras aristotélicas por la intercesión de los Arabes.
Los principales representantes de este período son: San Anselmo de Cantorbery, Pedro Abelardo, Pedro Lombardo, Juan de Salísbury, San Buenaventura, San Alberto Magno y Santo Tomas de Aquino. La filosofía que se cultivo durante ésta etapa tiene las siguientes características:
*Tiene como base la filosofía griega, en especial la Platón y la de Aristóteles, como también la de los padres de la Iglesia en especial San Agustín y Boecio.
*Su fin primordial es el de conciliar la fe y la razón, la doctrina revelada con la filosofía griega.
*Enmarcada por un sabio eclepticismo, que supo escoger lo mejor de Platón, Aristóteles, los estoicos, Plotino y San Agustín.
El problema fundamental planteado durante esta época, es el de los UNIVERSALES, analizando el valor objetivo de las ideas; del estudio de éste problema surgen cuatro escuelas:
Ø EL REALISMO EXAGERADO: Doctrina opuesta al nominalismo, según la cual los conceptos universales tienen una existencia real e independiente anterior a, y aparte de, los objetos particulares. Su principal representante Guillermo de Champeaux, sostiene que los géneros y las especies existen independientemente de los individuos como realidades objetivas (Platón), fuera de la mente humana.
Ø EL NOMINALISMO: En la filosofía escolástica medieval, doctrina según la cual las abstracciones, conocidas como universales, carecen de una realidad esencial o sustantiva, pues tan sólo los objetos individuales tienen una existencia real. Estos universales (como animal, nación, belleza y círculo) eran considerados sólo nombres, de ahí el término nominalismo. Por ejemplo, el nombre círculo se aplica a cosas que son redondas y por lo tanto es una denominación general, pero no existe ninguna identidad concreta con una esencia separada de redondez que corresponda a ese nombre. Su Principal representante es Roscelino, y según él, los universales son meras emisiones vocales “Flatus Vocis” (voces vacías), sin contenido conceptual.
Ø El CONCEPTUALISMO: Teoría intermedia entre el nominalismo y el realismo, según la cual los universales, aunque no tienen una existencia real o en sustancia, sí existen como ideas o conceptos en la mente y son, por lo tanto, algo más que meros nombres. Su principal representante es Abelardo; para quien, nada hay real fuera del individuo, los universales son simples conceptos, fruto del entendimiento que se desprenden de la realidad objetiva.
Ø REALISMO MODERADO: Teoría alternativa, que sitúa los universales en la mente pero admite también un sustrato real en los objetos particulares. Los géneros y las especies en cuanto ideas sólo tienen existencia en la mente y se forman sobre la misma realidad concreta mediante la abstracción de las propiedades individuales, v. g. Hombre, Bondad, Justicia, Belleza...
El problema entre nominalismo y realismo no era sólo filosófico sino también teológico, ya que Roscelino mantenía que la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), concebida en la teología tradicional de la Iglesia como constitutiva de una unidad de naturaleza divina, no puede ser entendida (de acuerdo con el método individualizador del nominalismo) sino como tres dioses distintos y separados, doctrina conocida como triteísmo. Por lo tanto la Iglesia se opuso tenazmente al nominalismo. Las implicaciones para la ética tuvieron también un gran alcance. Si no hay una naturaleza común para todos los individuos, entonces no hay ley natural que gobierna a todo el mundo; los actos son buenos o malos en el orden moral sólo porque están dispuestos o prohibidos por Dios. La defensa del nominalismo asumida por el filósofo escolástico inglés del siglo XIV Guillermo de Ockham allanó el camino de algunas teorías nominalistas modernas como el instrumentalismo, el pragmatismo, la semántica y el positivismo lógico.
Pedro Abelardo: (1079-1142), filósofo y teólogo francés, cuya fama como profesor le convirtió en una de las figuras más célebres del siglo XII. Nació en Le Pallet (Bretaña) estudió en Loches con el filósofo nominalista francés Roscelino y más tarde en París con el filósofo realista francés Guillermo de Champeaux. Crítico de sus maestros, Abelardo comenzó a enseñar en Melun, en Corbeil y en 1108, en París. Pronto adquirió fama por toda Europa como profesor y pensador original. En 1117 se convirtió en tutor de Eloísa, sobrina de Fulbert, canónigo de la catedral de Notre Dame en París. Eloísa y Abelardo se enamoraron, y ella dio a luz un hijo a quien llamaron Astrolabio. Ante la insistencia de Abelardo se casaron en secreto y convenció a Eloísa para tomar los votos sagrados en la abadía benedictina de Saint-Argenteuil. Su tío Fulbert, al principio enfurecido por la relación entre los dos y después algo aplacado por su matrimonio, decidió, no obstante, que Abelardo tenía que abandonar a Eloísa en la abadía y castrarse. La pareja se separó entonces: Eloísa entró en una orden de religiosas, mientras Abelardo se recogió en la abadía de Saint-Denis-en-France, en París.
La primera obra publicada de Abelardo, un tratado sobre la Trinidad (1121), fue condenada y quemada por un concilio católico que se reunió en Soissons en ese mismo año. Obligado a dejar Saint-Denis-en-France, Abelardo fundó una capilla y un oratorio, llamado la Paraclete, en Nogent-sur-Seine. En 1125 fue elegido abad del monasterio de Saint-Gildas-de-Rhuis, donde escribió su autobiográfica Historia Calamitatum (Historia de mis desventuras, 1132). En esa época comenzó la famosa relación epistolar con Eloísa, cartas que han llegado a ser clásicos de la correspondencia romántica. En 1140 san Bernardo de Claraval, eminente religioso francés quien consideraba que los métodos dialécticos de Abelardo eran peligrosos y poco respetuosos con los dogmas de la fe, convenció al concilio católico reunido en Sens, y al papa Inocencio II, de condenarlo por sus escritos y enseñanzas racionalistas y escépticas. En su camino a Roma para apelar contra la condena, aceptó la hospitalidad de Pedro el Venerable, abad de Cluny, y permaneció allí durante meses. Abelardo murió en un priorato cluniaciense cerca de Chalon-sur-Saône. Su cuerpo fue llevado a la Paraclete; cuando Eloísa murió en 1164 fue enterrada junto a él. En 1817 ambos cuerpos fueron trasladados a una tumba común en el cementerio de Père Lachaise, en París.
Fue uno de los pensadores más destacados de la edad media. En el énfasis que puso en la discusión dialéctica, Abelardo seguía al filósofo y teólogo del siglo IX Juan Escoto Eriúgena , y precedía al filósofo escolástico italiano santo Tomás de Aquino. La principal tesis dialéctica de Abelardo es que la verdad debe alcanzarse sopesando con rigor todos los aspectos de una cuestión y se presentó en Sic et Non (Así y de otra forma, c. 1123). También se anticipó a la posterior dependencia teológica de la obra de Aristóteles, más que de la de Platón. Abelardo reaccionó con fuerza contra las teorías del realismo extremo, negando que los conceptos universales tengan existencia independiente fuera de la mente. Según Abelardo, 'universal' es una palabra funcional que expresa la imagen combinada de esas asociaciones comunes de palabras dentro de la mente. Esta posición no es nominalista, porque Abelardo subraya que las asociaciones de las cuales está formada la imagen y a las que se da un nombre universal tienen una cierta semejanza o naturaleza común. Su teoría es un paso definitivo hacia el realismo moderado de Aquino, pero carece de una explicación del proceso por el que se forman las ideas. En la evolución de la ética, la mayor contribución de Abelardo fue sostener que un acto debe ser juzgado por la intención que guía a quien lo realiza.
Pedro Lombardo: (1100-1160), teólogo italiano y obispo de París, autor de Cuatro libros de sentencias que se convirtió en el texto teológico modelo durante la edad media. Nació en Novara (Lombardía) y estudió en Bolonia, Reims y París, donde fue discípulo del filósofo francés Pedro Abelardo. Enseñó teología en la escuela de Notre Dame (París) de 1136 a 1150. En 1159 se convirtió en obispo de esta misma ciudad, pero murió al año siguiente. Por su obra principal, Cuatro libros de sentencias, fue nombrado Magister Sententiarum (Maestro de sentencias). Se trata de una compilación sistemática de las enseñanzas de los Padres de la Iglesia y de las opiniones de los primeros teólogos, y es importante por su explicación de la teología de los sacramentos. Mientras escritores anteriores enumeraron hasta treinta, Lombardo fue uno de los primeros en insistir que los sacramentos eran siete, para distinguirlos de los remedios sacramentales. Sentencias, nombre abreviado por el que es conocida su obra, continuó siendo el principal libro de texto sobre teología en las universidades europeas hasta el siglo XVI.
San Buenaventura: (1217-1274), teólogo cristiano y vicario general de los franciscanos, célebre por sus escritos espirituales, se le conoció como el Doctor Seráfico. Nació en Bagnoregio (cerca de Viterbo, Italia). Ingresó en la orden franciscana en 1243, y adoptó el nombre de Buenaventura y profundizó en sus estudios hasta convertirse en maestro (profesor) de teología en 1254. Durante este periodo preparó un comentario sobre las Escrituras, el Breviloquium y al igual que su coetáneo Tomás de Aquino, trabajó para integrar la visión aristotélica en la tradición de san Agustín. Buenaventura aceptó gran parte de la filosofía científica de Aristóteles, pero rechazó cuanto conocía de su metafísica por insuficiente, ya que, según Buenaventura, al filósofo no le guiaba la luz de la fe cristiana. La doctrina de la iluminación de la mente humana (el alma) por el divino (una forma de identificar la verdad o falsedad del juicio) la tomó de las doctrinas de san Agustín. Su Itinerario de la mente hacia Dios (1259) y sus breves tratados místicos reflejan su preocupación por la forma en que el alma reconoce y se une a Dios.
La Filosofía Árabe: Después de la expansión del Islamismo por el mundo occidental y parte del oriental, la filosofía árabe tiene un notable florecimiento llegándose a mezclar con la filosofía cristiana. Su preocupación fundamental es el mismo de la escolástica cristiana: “Conciliar la filosofía con la doctrina del Corán”, igualmente el autor de preferencia va a ser Aristóteles. Son precisamente los árabes los primeros en encontrar y comentar a Aristóteles, y son ellos los que dan a conocer el pensamiento aristotélico en el mundo occidental del Medioevo. De filósofos árabes destacamos: Alkindi, Alfarabi, Avicena, Averroes y un judío Moisés Maimónides.
Avicena: (980-1037), conocido en el mundo musulmán como Ibn Sina, filósofo y médico islámico persa, nacido cerca de Bujara (hoy Uzbekistán). Hijo de un funcionario del gobierno, estudió medicina y filosofía en Bujara. Con 18 años fue nombrado médico de la corte del soberano samaní de Bujara. Considerado por los musulmanes como uno de los mayores filósofos islámicos, Avicena es una figura importante en el campo de la medicina y de la filosofía. Su obra El canon de la medicina fue durante mucho tiempo un libro de texto preeminente en Oriente Próximo y Europa. Su obra más conocida es Kitab ash-Shifa (El libro de la curación), un compendio de tratados sobre lógica, metafísica, antropología aristotélica, ciencias naturales y otros temas. La filosofía de Avicena era una combinación de la filosofía de Aristóteles y del neoplatonismo. Al igual que la mayoría de los filósofos medievales, negaba la inmortalidad del alma individual, del interés de Dios por los particulares y de la creación del mundo en el tiempo, todos ellos temas centrales de la corriente principal de la doctrina islámica. Avicena se convirtió en el principal blanco de los ataques de los teólogos suníes, como Algazel. No obstante, la filosofía de Avicena fue muy influyente a lo largo de la edad media.
Alfarabí: (873-950), filósofo musulmán, el primero del mundo islámico que propuso la primacía de la verdad filosófica sobre la revelada, afirmando, contra la creencia de otras religiones, que las verdades filosóficas son universales y no relativas a los espacios geográficos. Nació en Farab (Transoxiana, en el actual Uzbekistán), de familia turca. Fue uno de los primeros pensadores que transmitió al mundo islámico las doctrinas de Platón y Aristóteles, a los que consideraba idénticos en esencia. Influyó de una forma muy intensa en otros pensadores posteriores, como Avicena y Averroes.
Deslumbrado por el neoplatonismo de Plotino, Alfarabí proponía un Ser Supremo, creador del mundo mediante el ejercicio de la inteligencia racional. Creía que esta misma facultad racional era la única parte inmortal del ser humano y, así, propugnaba como auténtica finalidad humana el desarrollo de esta capacidad. Más que ningún otro pensador musulmán, prestó una gran atención a las teorías políticas, adaptando el sistema de Platón (que este autor propuso en La República y en Leyes) a la situación política del mundo musulmán de su tiempo, descrita en La ciudad perfecta. Alfarabí formuló como ideal una religión universal de la que todas las otras religiones existentes serían meras expresiones simbólicas. De sus más de 100 obras, la mayor parte se han perdido, incluyendo sus comentarios a Aristóteles. Otras sólo se han conservado en su traducción medieval en latín. Además de sus escritos filosóficos, redactó un catálogo de las ciencias que constituye el primer intento de sistematizar el conocimiento humano por parte de un autor musulmán.
FILOSOFIA ARISTOTELICO-TOMISTA: Es una filosofía rica en expresión, en donde se conjuga la filosofía y la teología, siendo la primera reducida a sierva de la segunda. Mediante esta filosofía se rescata el pensamiento aristotélico como la fuente válida para demostrar los misterios y dogmas de la fe cristiana. Es una filosofía enmarcada por la metafísica y promovida por San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino.
SANTO TOMÁS DE AQUINO: considerado el más grande filósofo de la edad media, canonizado el 18 de julio de 1323, mediante bula papal de Juan XXIII, y proclamado doctor de la Iglesia por Pío V, el 11 de abril de 1567. Normalmente se le denomina el doctor angélico. De origen Lombardo, en el año de 1225 nace en el seno de una noble familia, en el castillo de Roccasecca, ubicado en las cercanías de Aquino al norte de Nápoles. Sus primeros estudios los realiza en la abadía de Monte Casino, posteriormente pasa a la Universidad de Nápoles, ingresando a la orden de los dominicos en el año de 1243, llegando a ser el discípulo más aventajado de San Alberto Magno.
Escritos: Su primera obra importante fue Scripta super libros Sententiarum (1256), que consiste en comentarios sobre una obra influyente relacionada con los sacramentos de la Iglesia, conocida como el Sententiarum libri quatuor, del teólogo italiano Pedro Lombardo. En 1256 a se le concedió un doctorado en teología y fue nombrado profesor de filosofía en la Universidad de París. El papa Alejandro IV, que ocupó la silla pontificia desde 1254 hasta 1261, le llamó a Roma en 1259, donde sirvió como consejero y profesor en la curia papal. Regresó a París en 1268, y en seguida llegó a implicarse en una controversia con el filósofo francés Siger de Brabant y otros seguidores del filósofo islámico Averroes. Entre sus obras podemos citar además: Del Ser y la Esencia (Est et Essentia), De la Memoria y la Reminiscencia, La Summa contra los Gentiles, Cuestiones Disputadas y La Summa Teológica, obra que refleja todo su y consta de tres partes a saber:
1. Dios y las criaturas.
2. Principios generales de las ciencias y la moral. Virtudes y Vicios.
3. Redención y Sacramentos
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