(1,1) Los caballos que me arrastran, tan lejos como mi ánimo deseaba, me han acompañado, cuando me condujeron guiándome al famoso camino de la Diosa que lleva al mortal vidente a través de todas las ciudades.
Por él era conducido. Pues por él me llevaban los hábiles caballos (1,5) que tiraban del carro, mientras unas doncellas mostraban el camino.
En los cubos y rechinando con estridente silbido el eje ardía (pues lo aceleraban en vertiginoso remolino dos ruedas por cada lado), cuando aumentaron la velocidad las jóvenes Heliades, marchando desde la morada de la noche (1,10) hacia la luz, quitándose los velos de la cabeza.
Allí están las puertas de los caminos de la noche y del día, que sostienen arriba y abajo un dintel y un umbral de piedras elevadas en el aire se cierran con ingentes hojas.
La justicia pródiga en castigo guarda sus llaves de doble uso.
(1,15) Las persuasivas jóvenes con suaves palabras la convencen hábilmente de que para ellas el travesaño de férrea piña quite, pronto de las puertas. Volanderas crearon al abrirse un inmenso abismo vacío entre sus batientes cubiertos de bronce que giraron uno tras otro sobre sus goznes, (1,20) provistos de bisagras y pernos. A través de ellas las doncellas Condujeron rectamente el carro y los caballos sobre el ancho camino. Y la diosa me acogió con afecto, la mano derecha con la suya tomó y me dirigió la palabra diciéndome:
“Oh joven, compañero de inmortales conductores, (1,25) tú que llegas a nuestra morada con los caballos que te arrastran, ¡salud!. Pues no es un mal hado el que te ha inducido a seguir este camino (que esta apartado del sendero de los hombres), sino el derecho y la justicia. Es preciso que conozcas todo, tanto el corazón imperturbable de la verdad bien redonda, (1,30) como opiniones de los mortales, en las cuales no se halla la verdadera creencia. Pero aprenderás también estas cosas, cómo las apariencias ha sido necesario que sea probablemente, extendiéndose todas a través de todo.
(2,1) Pues bien, te contaré (tú escucha y recuerda el relato) cuales son las únicas vías de investigación que son pensables:
1. La primera, que Es y no es No-ser, es la vía de la creencia (pues sigue a la verdad).
2. (2,5) La otra, que no es y es necesariamente No-ser. ( el mi, la nada), ésta, te lo aseguro, es una vía impracticable. Pues no conocerías lo No-ente (ello es imposible) ni lo expresarías. (3,1) Pues lo mismo es el pensar y el ser.
(4,1) Mira como lo lejano se hace firmemente presente al pensamiento. Pues éste no separará lo Ente con lo Ente unido, ni dispersándolo por todas partes totalmente según el orden del universo, ni reuniéndolo. (5,1) Igual es para mí por donde comience. Pues allí mismo tendré que volver de nuevo.
(6,1) Es necesario decir y pensar que lo Ente es; pues es el Ser, pero la Nada no es; te ordeno que consideres esto.
Te aparto, pues, de esta primera vía de investigación, así como de aquella por la que los mortales ignorantes (6,5) andan errantes, bicéfalos; pues la incapacidad en su pecho guía el pensamiento vacilante; son arrastrados, como sordos y mudos, estupefactos, gentes sin juicio para las que el ser y el No-ser son considerados como lo mismo y no lo mismo, para quienes el camino de todas las cosas marcha en direcciones opuestas.
(7,1) Pues nunca será conseguido esto, que sean los no-entes; pero aparta tu pensamiento de esta vía de investigación; y no te obligue a marchar por esta vía la costumbre tantas veces practicada, excitando la mirada vacilante, el oído que zumba (7,5) y la lengua; juzga con el pensamiento la prueba muy discutida propuesta por mí.
(8,1) Solo un discurso como vía queda: Es. En este hay signos (on mata) múltiples de que lo Ente es ingénito e imperecedero, pues es completo, imperturbable y sin fin.
(8,5) No ha sido ni será en cierto momento, pues es ahora todo a la vez, uno, continuo. Pues, ¿qué nacimiento le buscarías?
¿Cómo, de donde habría nacido? Ni de lo No-ente permitiré que digas o pienses; pues ni expresable no concebible es que no es. Pues, qué necesidad a nacer (8,10) antes o después le impulsaría si procedieses de la Nada? Así, es necesario que sea absolutamente o no. Pero tampoco permitirá la fuerza de la verdad que de lo No-ente nazca algo a su lado. Por ello ni que se engendre ni que perezca permite la justicia relajando las cadenas, (8,15) sino que las mantiene firmes. El juicio en esta respuesta es: Es o no es. Pero se ha decidido, como era de necesidad, que (una vía) era impensable e inexpresable- pues de la verdad no es vía -, en vista de que la otra avanza y es verdadera.
¿Cómo podría perecer entonces lo Ente? ¿ Cómo podría nacer?. (8,20) Pues si ha nacido no es, ni si ha de ser alguna vez por tanto queda extinguido el nacimiento e ignorada la destrucción.
Ni está dividido, pues es todo igual. Ni es más (aquí), pues ello impediría que fuese continuo. Ni es menos(allí), pues todo está lleno de Ente. (8,25) Por tanto es todo continuo, pues lo Ente toca a lo Ente.
Por otra parte, inmóvil en los límites de poderosas cadenas, está sin comienzo ni fin, pues el nacimiento y la destrucción han sido apartados muy lejos, ya que la verdadera creencia los rechazó. Ello mismo en lo mismo permanece, yace sobre si mismo (8,30) y así residirá inmutable allí mismo; pues la firme necesidad lo tiene en cadenas envolventes, lo aprisiona por todas partes. Por ello no es lícito que lo ente sea infinito. Pues no es indigente de nada; mientras que no siendo carecería de todo. Lo mismo es el pensar y aquello por lo que es el pensamiento.
(8,35) Pues no sin lo ente, con respecto al cual es expresado, hallarás el pensar; ya que no ha sido ni es ni será otro al lado de lo ente, puesto que el hado lo ha encadenado para que permanezca apretado e inmóvil. Por tanto todas las cosas serán nombres que los mortales pusieron convencidos de que son la verdad, nacer y morir, ser y No-ser, cambio de lugar y alteración del color que resplandece.
(8,40) Pero, puesto que su límite es el último, es completa por doquier, semejante a la masa de una esfera bien redonda, igual en fuerza a partir del centro de todas partes. Pues ni mayor (8,45) ni menor es necesario que sea aquí o allí. Ya que ni es lo No-ente, de forma tal que le impidiese ser homogéneo, ni un ente que tuviese de ente homogéneo, ni un ente que tuviese de ente aquí más, allá menos, pues es todo inviolable.
Puesto que es igual en todas direcciones, alcanza de igual manera sus límites.
(8,50) Con esto cierro para ti el fidedigno discurso y pensamiento sobre la verdad. A partir de aquí las opiniones mortal es aprende escuchando el orden engañoso de mis palabras. Pues (los mortales) han decidido dar nombre a dos formas a modo de interpretación; de las cuales es necesario no una – en esto se extravían -; (8,55) las han juzgado con aspecto opuesto y les han asignado signos de modo diferente respectivamente, a una el etéreo fuego de la llama, que es dulce, sumamente leve, igual a sí misma por doquier, pero distinta de la otra; por el contrario, está es por sí misma lo opuesto, noche oscura, cuerpo pesado y espeso.
(8,60) El orden de todas las cosas verosímiles te revelo para que nunca te aventaje ninguna interpretación de los mortales. (9,1) Pero puesto que todas las cosas han sido nombradas Luz y Noche, éstas y aquellas conforme a sus potencias, todo está lleno conjuntamente de luz y noche sombría, ambas iguales pues nada hay entre una y otra.
(10,1) Conocerás la naturaleza del éter, todos los signos que se hallen en el y la acción aniquiladora de la pura antorcha del brillante Sol y de dónde proviene; averiguarás las acciones, el movimiento circular de la luna de ojo redondo (10,5) y su naturaleza; sabrás también el cielo que todo lo circunda de donde proviene y cómo la necesidad que lo rige lo encadenó manteniendo los límites de los astros.
(11,1) Cómo la tierra el Sol y la Luna y el éter común a todos y la celeste vía Láctea y el Olimpo remoto y la fuerza ardiente de los astros se lanzaron hacia su nacimiento.
(12,1) Las (coronas) más estrechas están llenas de fuego puro, las que vienen después, de noche; pero en medio se proyecta una parte de fuego en el centro de éstas la divinidad que todo lo gobierna. Pues en todo es el principio del odioso nacimiento y de la unión, (12,5) impulsando la hembra a unirse al macho y contrariamente, al macho con la hembra.
(13,1) El primero de todos los dioses es Eros, por ella concebido. (14,1) Brilla por la noche errante en torno a la tierra con luz prestada... (15,1) siempre mirando hacia los rayos del sol.
(16,1) Según como es la composición en cada momento de los órganos (engañosos, así se presenta el pensamiento a los hombres. Pues lo mismo es lo que piensa y la naturaleza de los órganos en los hombres en todos y en cada uno. Porque lo más engañoso constituye el pensamiento).
(17,1) Los muchachos a la derecha, las muchachas a la izquierda.
(18,1) Cuando el hombre y la mujer mezclan a la vez las simientes del amor, la fuerza que informa en las venas a partir de sangres opuestas modela cuerpos bien constituidos si guarda un justo temperamento. Pues si las fuerzas luchan, habiéndose mezclado las simientes, (18,5) y no se avienen en el cuerpo formado por la mezcla, funestas vejarán por su doble simiente el sexo del que nace.
(19,1) Así, según la opinión, estas cosas han nacido y son ahora, y después, pasado el tiempo, crecerán y morirán.
Los hombres han decidido para cada una un nombre determinado”.
Por él era conducido. Pues por él me llevaban los hábiles caballos (1,5) que tiraban del carro, mientras unas doncellas mostraban el camino.
En los cubos y rechinando con estridente silbido el eje ardía (pues lo aceleraban en vertiginoso remolino dos ruedas por cada lado), cuando aumentaron la velocidad las jóvenes Heliades, marchando desde la morada de la noche (1,10) hacia la luz, quitándose los velos de la cabeza.
Allí están las puertas de los caminos de la noche y del día, que sostienen arriba y abajo un dintel y un umbral de piedras elevadas en el aire se cierran con ingentes hojas.
La justicia pródiga en castigo guarda sus llaves de doble uso.
(1,15) Las persuasivas jóvenes con suaves palabras la convencen hábilmente de que para ellas el travesaño de férrea piña quite, pronto de las puertas. Volanderas crearon al abrirse un inmenso abismo vacío entre sus batientes cubiertos de bronce que giraron uno tras otro sobre sus goznes, (1,20) provistos de bisagras y pernos. A través de ellas las doncellas Condujeron rectamente el carro y los caballos sobre el ancho camino. Y la diosa me acogió con afecto, la mano derecha con la suya tomó y me dirigió la palabra diciéndome:
“Oh joven, compañero de inmortales conductores, (1,25) tú que llegas a nuestra morada con los caballos que te arrastran, ¡salud!. Pues no es un mal hado el que te ha inducido a seguir este camino (que esta apartado del sendero de los hombres), sino el derecho y la justicia. Es preciso que conozcas todo, tanto el corazón imperturbable de la verdad bien redonda, (1,30) como opiniones de los mortales, en las cuales no se halla la verdadera creencia. Pero aprenderás también estas cosas, cómo las apariencias ha sido necesario que sea probablemente, extendiéndose todas a través de todo.
(2,1) Pues bien, te contaré (tú escucha y recuerda el relato) cuales son las únicas vías de investigación que son pensables:
1. La primera, que Es y no es No-ser, es la vía de la creencia (pues sigue a la verdad).
2. (2,5) La otra, que no es y es necesariamente No-ser. ( el mi, la nada), ésta, te lo aseguro, es una vía impracticable. Pues no conocerías lo No-ente (ello es imposible) ni lo expresarías. (3,1) Pues lo mismo es el pensar y el ser.
(4,1) Mira como lo lejano se hace firmemente presente al pensamiento. Pues éste no separará lo Ente con lo Ente unido, ni dispersándolo por todas partes totalmente según el orden del universo, ni reuniéndolo. (5,1) Igual es para mí por donde comience. Pues allí mismo tendré que volver de nuevo.
(6,1) Es necesario decir y pensar que lo Ente es; pues es el Ser, pero la Nada no es; te ordeno que consideres esto.
Te aparto, pues, de esta primera vía de investigación, así como de aquella por la que los mortales ignorantes (6,5) andan errantes, bicéfalos; pues la incapacidad en su pecho guía el pensamiento vacilante; son arrastrados, como sordos y mudos, estupefactos, gentes sin juicio para las que el ser y el No-ser son considerados como lo mismo y no lo mismo, para quienes el camino de todas las cosas marcha en direcciones opuestas.
(7,1) Pues nunca será conseguido esto, que sean los no-entes; pero aparta tu pensamiento de esta vía de investigación; y no te obligue a marchar por esta vía la costumbre tantas veces practicada, excitando la mirada vacilante, el oído que zumba (7,5) y la lengua; juzga con el pensamiento la prueba muy discutida propuesta por mí.
(8,1) Solo un discurso como vía queda: Es. En este hay signos (on mata) múltiples de que lo Ente es ingénito e imperecedero, pues es completo, imperturbable y sin fin.
(8,5) No ha sido ni será en cierto momento, pues es ahora todo a la vez, uno, continuo. Pues, ¿qué nacimiento le buscarías?
¿Cómo, de donde habría nacido? Ni de lo No-ente permitiré que digas o pienses; pues ni expresable no concebible es que no es. Pues, qué necesidad a nacer (8,10) antes o después le impulsaría si procedieses de la Nada? Así, es necesario que sea absolutamente o no. Pero tampoco permitirá la fuerza de la verdad que de lo No-ente nazca algo a su lado. Por ello ni que se engendre ni que perezca permite la justicia relajando las cadenas, (8,15) sino que las mantiene firmes. El juicio en esta respuesta es: Es o no es. Pero se ha decidido, como era de necesidad, que (una vía) era impensable e inexpresable- pues de la verdad no es vía -, en vista de que la otra avanza y es verdadera.
¿Cómo podría perecer entonces lo Ente? ¿ Cómo podría nacer?. (8,20) Pues si ha nacido no es, ni si ha de ser alguna vez por tanto queda extinguido el nacimiento e ignorada la destrucción.
Ni está dividido, pues es todo igual. Ni es más (aquí), pues ello impediría que fuese continuo. Ni es menos(allí), pues todo está lleno de Ente. (8,25) Por tanto es todo continuo, pues lo Ente toca a lo Ente.
Por otra parte, inmóvil en los límites de poderosas cadenas, está sin comienzo ni fin, pues el nacimiento y la destrucción han sido apartados muy lejos, ya que la verdadera creencia los rechazó. Ello mismo en lo mismo permanece, yace sobre si mismo (8,30) y así residirá inmutable allí mismo; pues la firme necesidad lo tiene en cadenas envolventes, lo aprisiona por todas partes. Por ello no es lícito que lo ente sea infinito. Pues no es indigente de nada; mientras que no siendo carecería de todo. Lo mismo es el pensar y aquello por lo que es el pensamiento.
(8,35) Pues no sin lo ente, con respecto al cual es expresado, hallarás el pensar; ya que no ha sido ni es ni será otro al lado de lo ente, puesto que el hado lo ha encadenado para que permanezca apretado e inmóvil. Por tanto todas las cosas serán nombres que los mortales pusieron convencidos de que son la verdad, nacer y morir, ser y No-ser, cambio de lugar y alteración del color que resplandece.
(8,40) Pero, puesto que su límite es el último, es completa por doquier, semejante a la masa de una esfera bien redonda, igual en fuerza a partir del centro de todas partes. Pues ni mayor (8,45) ni menor es necesario que sea aquí o allí. Ya que ni es lo No-ente, de forma tal que le impidiese ser homogéneo, ni un ente que tuviese de ente homogéneo, ni un ente que tuviese de ente aquí más, allá menos, pues es todo inviolable.
Puesto que es igual en todas direcciones, alcanza de igual manera sus límites.
(8,50) Con esto cierro para ti el fidedigno discurso y pensamiento sobre la verdad. A partir de aquí las opiniones mortal es aprende escuchando el orden engañoso de mis palabras. Pues (los mortales) han decidido dar nombre a dos formas a modo de interpretación; de las cuales es necesario no una – en esto se extravían -; (8,55) las han juzgado con aspecto opuesto y les han asignado signos de modo diferente respectivamente, a una el etéreo fuego de la llama, que es dulce, sumamente leve, igual a sí misma por doquier, pero distinta de la otra; por el contrario, está es por sí misma lo opuesto, noche oscura, cuerpo pesado y espeso.
(8,60) El orden de todas las cosas verosímiles te revelo para que nunca te aventaje ninguna interpretación de los mortales. (9,1) Pero puesto que todas las cosas han sido nombradas Luz y Noche, éstas y aquellas conforme a sus potencias, todo está lleno conjuntamente de luz y noche sombría, ambas iguales pues nada hay entre una y otra.
(10,1) Conocerás la naturaleza del éter, todos los signos que se hallen en el y la acción aniquiladora de la pura antorcha del brillante Sol y de dónde proviene; averiguarás las acciones, el movimiento circular de la luna de ojo redondo (10,5) y su naturaleza; sabrás también el cielo que todo lo circunda de donde proviene y cómo la necesidad que lo rige lo encadenó manteniendo los límites de los astros.
(11,1) Cómo la tierra el Sol y la Luna y el éter común a todos y la celeste vía Láctea y el Olimpo remoto y la fuerza ardiente de los astros se lanzaron hacia su nacimiento.
(12,1) Las (coronas) más estrechas están llenas de fuego puro, las que vienen después, de noche; pero en medio se proyecta una parte de fuego en el centro de éstas la divinidad que todo lo gobierna. Pues en todo es el principio del odioso nacimiento y de la unión, (12,5) impulsando la hembra a unirse al macho y contrariamente, al macho con la hembra.
(13,1) El primero de todos los dioses es Eros, por ella concebido. (14,1) Brilla por la noche errante en torno a la tierra con luz prestada... (15,1) siempre mirando hacia los rayos del sol.
(16,1) Según como es la composición en cada momento de los órganos (engañosos, así se presenta el pensamiento a los hombres. Pues lo mismo es lo que piensa y la naturaleza de los órganos en los hombres en todos y en cada uno. Porque lo más engañoso constituye el pensamiento).
(17,1) Los muchachos a la derecha, las muchachas a la izquierda.
(18,1) Cuando el hombre y la mujer mezclan a la vez las simientes del amor, la fuerza que informa en las venas a partir de sangres opuestas modela cuerpos bien constituidos si guarda un justo temperamento. Pues si las fuerzas luchan, habiéndose mezclado las simientes, (18,5) y no se avienen en el cuerpo formado por la mezcla, funestas vejarán por su doble simiente el sexo del que nace.
(19,1) Así, según la opinión, estas cosas han nacido y son ahora, y después, pasado el tiempo, crecerán y morirán.
Los hombres han decidido para cada una un nombre determinado”.
HOLAAA TU DOCUMENTO ME HA SDO DE GRAN AYUDA PERO NECESITO LA EXPLICACION DE L FRAGMENTO 17 "LOS JOVENES A LA DERECHA Y LAS DONCELLAS A LA IZQUIERDA SERA QUE ME PODRIAS EXPLICAR ., GRACIAS
ResponderEliminarHOLAAA TU DOCUMENTO ME HA SDO DE GRAN AYUDA PERO NECESITO LA EXPLICACION DE L FRAGMENTO 17 "LOS JOVENES A LA DERECHA Y LAS DONCELLAS A LA IZQUIERDA SERA QUE ME PODRIAS EXPLICAR ., GRACIAS
ResponderEliminarHOLA TU DOCUMENTO ESTA DE LO MAXIMO PERO NECESITO SABER HACERCA DE LA CRITICA QUE LE HACE PARMENIDES DEL NOUS A ANAXAGORAS :GRACIAS !!
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